Nada es más perfecto que mi ALMA entre tus SOLES

lunes, 24 de agosto de 2015

Adiós, princesa

¡Cuántos años que no visitaba este lugar! Alguna vez fue mi hogar, mi cable a tierra, el sitio al cual escapaba cada vez que me sentía triste, sola, perdida. Podría pensarse que nunca más, hasta esta nueva entrada, me sentí tan confundida. Pero no es así: si bien la evolución existió y aquella chica de 43 kgs que se autoflagelaba y luchaba para dejar de existir (o tal vez lo que buscaba era que alguien notara que se estaba ahogando y que le era difícil salir a la superficie sin una mano amiga que la ayudara a levantarse) QUEDÓ MUY ATRÁS, me es imposible asegurar que jamás, en estos tres años de mi desaparición bloggera, quise volver a empapar este diario online de lágrimas saladas. Desamor, engaños, fiestas, mentiras, agresión, alcohol, drogas, camas de una noche, cuerpos de unas horas, irrealidad, falsas amistades, corazones rotos, desilusión, infidelidad, depresión. Sé que más de una vez, durante los últimos años, experimenté alguna de esas situaciones, queriendo escapar de mi mundo, de la realidad que me golpeaba en la cara cada vez que abría mis ojos. “Hola mundo, acá estoy, enfrentándote, no sé cómo ni porqué, pero acá llegué”.
Luego de la tormenta, siempre sale el sol. Y el sol salió, y volvió a llover, miles y miles de veces. Entendí que todas las pérdidas por las que atravesé significaron algo: fortaleza. Me quedé sola una y otra vez y supe que podía estar así toda mi vida: sin amigas, sin padre, sin alguien que me dijera cuánto me amaba. Pero el hueco seguía en mi interior. Me carcomía lentamente. A pesar de saber cuánto había logrado en el último año, académicamente, laboralmente, sentimentalmente, alejándome de toda la gente que me intoxicó durante tanto tiempo, no podía ser feliz. Me faltaba algo.

¿Hoy? soy feliz, de a ratos. Si observo el camino que quedó atrás, no puedo no sentir orgullo de mi misma: dejé todo lo que me hacía mal. Tal vez hoy no me rodea un grupo de chicas que intentan parecerse, de algún modo, a mí, ni soy la persona popular y cool que fui alguna vez; aquella que mostraba una cosa que no era, mientras por dentro se moría lentamente. Me siento bien con la profesión que elegí, con el compañero de vida que tengo y estoy más que agradecida de tener la familia que tengo. No me cuesta tanto ver en mi cuerpo unos rollitos de más porque aprendí que la perfección como la que me muestran las revistas NO EXISTE, e intento todos los días aceptarme tal cual soy, con miles de defectos pero también rodeada de virtudes y valores, que hacen de mí, una buena persona, sin maldad.Tal vez la felicidad no es más que momentos. Y trato de aprovecharlos lo más que puedo. El frío que golpea mi cara cuando salgo a la calle todas las mañanas me recuerda que estoy viva, y no puedo no agradecerle a la vida por ello. Estoy segura de que algún día podré mirar al cielo nocturno y admirarlo con la seguridad de que las estrellas brillan también para mí.

Princesa Dominante, te quise, te quiero y te querré toda mi vida. Sos yo, y yo, soy vos. Pero hoy es hora de dejarte ir...