Amo a una persona. Un hombre al cual nunca hubiera amado. Pero así son las cosas, así es el destino. Cuando se cruzó en mi vida, hace más de dos años, nunca creí enamorarme de él. De hecho, al comienzo sólo era un juego.
Quizás la palabra JUEGO sea demasiado dura. Él me gustaba...y mucho. Pero no más que eso. Mi corazón estaba roto y había jurado no volver a enamorarme. Todo era simple, nos veíamos, disfrutábamos de nuestra compañía, nos divertíamos. Los problemas no existían. Básico. Pero de a poco apareció el fantasma del amor, y mi corazón volvió a latir. Despacio, con miedo a otra fractura. Distante, soberbio.
Seguramente lo lastimé, es un hecho. Lloré por eso. Lloramos por mis errores. Aún así, después de muchas idas y venidas, el seguía conmigo, al pie del cañón, pidiendo por mi amor. Queriendo algo más que un par de noches.
Y así fue como el muro que separaba mi cabeza de mi corazón comenzó a romperse. Sí, juro que no se cómo ni cuando fue el día en que mis actos empezaron a lastimar, no sólo a él, sino también a mi. Cada paso en falso que daba me hería profundamente.
Y un día me di cuenta que no podía estar sin él. Era parte esencial de mi vida. Con quien peleaba, reía, hablaba, lloraba, comía, dormía, amaba.
Dos seres tan distintos, pero al mismo tiempo iguales. Lo que hacía uno le molestaba al otro, y al mismo tiempo nos encantábamos. De ello estoy segura.
Tampoco se con exactitud cuando fue el día que mis risas se ahogaron en un mar de lágrimas, sin volver a salir a flote. El sol se cubrió de nubles por repleto. El tiempo había pasado, y nuestro adiós se aproximaba.
Pero esa despedida se estiró. Se extendió tanto, la retardamos demasiadas veces para seguir sintiéndonos, para no perdernos, que se volvió una rutina...
Las peleas encontraron cotidianeidad en nuestra vida, y la lucha por sobrevivir a este gran amor fue más pesada, difícil de combatir.
Cuándo fue el día en que nos perdimos? Tal vez un Dios envidioso y egoísta no pudo soportar que dos personas se amaran así, apasionadamente, sin límites, soportando lo bueno y lo malo. Una, dos, tres veces. Y más.
Ese granito de arena que empezó siendo nuestro amor, esa pequeña porción del Universo que apartamos para ambos, con el fin de ser felices, se esfumó en otra dirección..ya no pudimos alcanzarla. Nunca más.
Quisiera decir basta, pero se que soy débil. Me es imposible imaginar una realidad paralela que no sea a su lado.
Me enamoré, sigo enamorada, amo a alguien y deseo que él me ame. Busqué un futuro eterno juntos, y hoy me atrapa la soledad. Invadida de recuerdos, fotos, momentos felices. Todo está en mi mente. No quiero olvidar, no quiero superar, no quiero odiar.
Y al fin y al cabo, lisa y llanamente, tengo que meterme todo mi amor bien en el culo.
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